miércoles, 25 de noviembre de 2009

LIBERTAD AL ALMIRANTE BUSSER




Detuvieron a Carlos Busser, quien comandó la Operación Rosario

Parece que el odio no tiene fin. El diario Clarín titula "arrrestan al marino que comandó la invasión a Malvinas", ¿qué invasión Clarín? Carlos Busser, de 81 años de edad fue detenido por la Policía Aeroportuaria en su domicilio de Capital Federal, como un delincuente, como un malviviente...



Por Carlos Montiel.-



Temprano el día de hoy al leer Clarín me encuentro con la tremenda noticia de que el Contraalmirante retirado, comandante de la Operacion Rosario de recuperación de nuestras Islas Malvinas en 1982, fue detenido en la Capital POR LA POLICÍA DE SEGURIDAD AEROPORTUARIA, así COMO UN DELINCUENTE COMÚN, de esos que tenemos las calles llenas.

Esto es en el marco de una causa por delitos por DDHH.
Como no podía ser de otra manera, Clarín titula "ARRESTAN AL MARINO QUE COMANDO LA INVASION A MALVINAS".





El Contraalmirante tiene 81 años, los que lo conocemos sabemos de su hombria de bien, no podemos hacer menos que hacerle sentir que estamos con él, y que este gobierno no parará hasta meter preso hasta el último de nuestros HÉROES que tenga olor a PATRIA.

¿Quién sigue? Muchos héroes de Malvinas baja o retiro obligatorio, otros presos? vamos a permitir que vengan por Robacio? y otros que tienen en la mira?

Quedo a la espera de novedades y a disposición de la gente de Infanteria de Marina.
HAGAMOS SENTIR NUESTRO APOYO EN ESTE TAN DIFICIL MOMENTO A ESTE HÉROE.

Carlos A. Montiel
VGM RI 12

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(Clarín).- Fue detenido en la Capital por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, en el marco de la causa por delitos de lesa humanidad que realiza la justicia federal de Bahía Blanca. En 1977 el ex marino tuvo a su cargo la fuerza de apoyo anfibio de la Infantería de Marina con sede en la base Baterías, a 50 kilómetros de esta ciudad. Al mismo tiempo era responsable de la fuerza de tareas 2, creada para encarar la lucha antisubversiva en la zona de Bahía Blanca y Punta Alta, donde está enclavada la base naval de Puerto Belgrano, sede operativa de la Armada.

La detención de Busser había sido solicitada en agosto pasado por la Unidad de Asistencia a las causas por violaciones a los derechos humanos de Bahía Blanca que encabeza el fiscal subrogante Abel Córdoba y fue aceptada por el juez federal ad hoc Eduardo Tentoni el 8 de octubre pasado.

2 de Abril de 1982

Bajo una luna espléndida y una visibilidad poco común en la zona, a las 23 hs. del 1º de Abril de 1982 el primer contingente argentino dispuesto a recuperar las Islas Malvinas, nuestras Malvinas –jamás debemos olvidarlo-, estaba tocando playa.

Todo estaba bajo un estricto control entre los hombres que conformaban la Agrupación Comandos Anfibios, los buzos tácticos, el destructor “Santísima Trinidad”, el buque de desembarco de tanques “Cabo San Antonio” y el submarino “Santa Fe”. Las principales consignas eran “respetar al enemigo, asegurar y no destruir bienes”.

Una vez en playa, los alrededor de 100 infantes de marina y buzos tácticos se dividieron en dos patrullas, una al mando del comandante de la agrupación, el Capitán de Corbeta Sánchez Sabarots y la otra bajó la órbita del oficial del mismo grado, Pedro Giachino.

Por si a los marinos les hacía falta recordar algo, el Teniente Schwitzer lo hizo: “Ya saben, ni un lastimado”.

Media hora había corrido del sábado 2, cuando el comandante dio la orden de llevar a cabo la acción, con lo que la gesta estaba en marcha, y sin posibilidad de retorno.

A marcha lenta, el objetivo era el cuartel de los Royal Marines, a casi 10 kilómetros de la costa. Cinco horas después, algo cansados por la caminata, unos 40 hombres se apostaron frente al cuartel, que daba aspecto de abandono, y se comenzó con la tarea prevista: colocación de explosivos, de armas pesadas y lanzamiento de bombas de gases, en medio de un muy estudiado plan de cercar la base.

El comandante de las fuerzas de desembarco, Carlos Busser, seguía con la idea fija de finalizar la acción de manera incruenta y por ello, con megáfonos, en un bastante fluido inglés se buscó la rendición de los defensores del cuartel. No hubo respuestas. Es que había sido abandonado.

Una vez en el pueblo a las 7hs, las tropas argentinas revisaron casa por casa y los isleños –marines y civiles- comenzaron a salir portando banderas de parlamento. Parecía que todo iba a terminar como estaba planeado, porque los marines entregaban sus armas y se entregaban prisioneros,

Pero el panorama cambió en la casa del gobernador. Allí si hubo detonaciones, esporádicas, mientras el Capitán Giacchino y sus hombres avanzaban con la mira de tomar la residencia. Los intentos de hacer todo en forma pacífica fueron cayendo y el valiente Capitán Giacchino pidió apoyo a las tropas para llegar hasta la puerta misma de la casa, desde donde se repelió el fuego que se les había lanzado de manera intimidatorio. Ellos no, ellos buscaron los blancos. Y en una de las dependencias de la vivienda los hallaron: cayó el Capitán Giachino, cayeron también el Teniente de Fragata García Quiroga y el Cabo Segundo enfermero Ernesto Urbina –quien quiso socorrerlos cuando fueron heridos sus dos superiores-.

Durante tres horas se registraron luego intercambios de disparos, pero los efectivos argentinos cumplieron a rajatabla con la orden, y no hubo ni un habitante de las Malvinas herido.

Ya había un sol espléndido en la zona. La Argentina, que por una vez había dejado de lado las palabras, comenzaba a acabar con la usurpación inglesa. Lo que vino después es historia conocida, pero así transcurrió el histórico 2 de abril de 1982.

Proclama del Clte. de Infantería de Marina C. Büsser


“Soy el comandante de la fuerza de desembarco, integrada por los efectivos de la Infantería de Marina y del Ejército Argentino embarcados en este buque, de algunas fracciones a bordo del destructor Santísima Trinidad, del rompehielos Almirante Irizar y de los buzos tácticos embarcados en el submarino Santa Fe. Nuestra misión es la de desembarcar en las Islas Malvinas y desalojar a las fuerzas militares y a las autoridades y a las autoridades británicas que se encuentran en ellas. Esto es lo que vamos a hacer. El destino ha querido que seamos nosotros los encargados de reparar estos casi 150 años de usurpación.

En esas islas vamos a encontrar una población con la que debemos tener un trato especial. Son habitantes del territorio argentino y, por lo tanto, deben ser tratados como lo son todos los que viven en la Argentina. Ustedes deberán respetar estrictamente la propiedad y la integridad de las personas, no entrarán a ninguna residencia privada si no es necesariamente por razones de combate. Respetarán a las mujeres, a los niños, a los ancianos y a los hombres. Serán duros con el enemigo pero corteses, respetuosos y amables con la población de nuestro territorio, a la que debemos proteger. Si alguien incurre en violación, robo o pillaje, le aplicaré en forma inmediata la pena máxima. Y ahora con la autorización del Señor Comandante del Grupo de Transporte, quiero expresar que lo que haga la fuerza de desembarco será el resultado de la brillante tarea que los integrantes de este grupo ha realizado. Gracias por traernos hasta acá y gracias por ponernos mañana en la playa. No dudo que el coraje, el honor y la capacitación de todos ustedes nos darán la victoria. Durante mucho tiempo hemos venido adiestrando nuestros músculos y preparando nuestras mentes y nuestros corazones para el momento supremo de enfrentar al enemigo. Ese momento ha llegado. Mañana mostraremos al mundo una fuerza argentina valerosa en la guerra y generosa en la victoria. Que Dios los proteja. Ahora digan conmigo: ¡Viva la Patria!.”


¡LIBERTAD AL ALMIRANTE BUSSER!

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