¡En honor a los granaderos caidos por la Patria!
El granadero.
Sus ojos eran de brillante acero luminoso, la puerta de un alma jamás vencida.
Quedaban los ojos, como testimonio intacto de la gloria.
El profundo gesto del rostro, rodeaba la mirada, que parecía estar más allá de la muerte, en paz con el cielo y con los hombres.
En cuclillas, el hombre mostraba un aspecto extraño, de asceta solitario, de iluminado, como esos santos hindúes que suelen verse en algunas fotos.
Había sido granadero, guerrero, criollo, centauro. Hombre del sol, del cielo, vencedor de los hielos eternos. Un iniciado.
Ahora era sólo un anciano en cuclillas. Un alma pura esperando una moneda, no de la caridad terrena, sino de la memoria intangible, de la justicia de Dios, reflejada en sus ojos.
José Vega, fue fotografiado en San Juan, el 9 de Julio de 1897, vivía en las serranías próximas, y se le calculaban 130 años de edad.
Eso es lo que dice la página 783 del libro ¨Estampas del Pasado¨, de J.L.Busaniche, al pie de su imagen.
En la foto, un pañuelo atado a la usanza gaucha, le cubre la cabeza. Está vestido con un extraño traje a rayas, como de preso.
Entre sus pies descalzos, hay un sombrero dado vuelta. Por su actitud, no parece pedir limosna, pero no sé qué otra cosa podría hacer en esa postura. Quizá descansa de la vida, de su grosera injusticia.
Desde que vi la fotografía, hace una cierta cantidad de años, no pude olvidarla, y cada tanto vuelvo a abrir el libro, para mirar el granadero a los ojos.
Ningún discurso, ninguna teoría, sólo esa imagen se necesita para reconocer a la estirpe, de los que hicieron la Patria, y la defendieron. Los que sitiados por la oligarquía portuaria y su interminable saqueo, quedaron como José Vega, abandonados de la mano de Dios, sin poder blandir el sable, la lanza, o el cuchillo. Perseguidos como Martín Fierro, lanceados como los paisanos del Chacho Peñaloza, o simplemente olvidados.
No hay otra política que la que está grabada a fuego en los ojos de José Vega.
Ya sabemos lo que pasa, lo que pasó siempre. Los gauchos lo supieron, José Vega lo supo, todos nosotros lo sabemos.
Lo que haya que decir, ya ha sido dicho. La política no sólo es decir las cosas una y otra vez, hasta el cansancio.
También el silencio y la acción, son la política. Y los ojos del granadero, y de los demás que cayeron en la lucha, son nuestra única luz en el camino.
Juan Pablo Vitali.
"Cuando el Clarin de la Patria llama hasta el llanto de madre cesa"
¡ARGENTINA RESISTE!
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